| El paciente con Alzheimer
Tras el diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer en fase leve, aparecen una mezcla de sentimientos: tristeza, preocupación, incertidumbre, miedo… En cualquier caso, expresarlos ayudará a que las personas del entorno entiendan mejor qué está pasando y puedan ayudar a sobrellevar mejor la situación.
A continuación detallamos algunos consejos que pueden servir de ayuda para afrontar cada día de la mejor forma posible. Además, buscar ayuda en asociaciones y en grupos de pacientes permite compartir emociones con personas que están en una situación similar. También permite intercambiar trucos que faciliten la vida ante ciertos obstáculos.
| Consejos para el día a día
En el lado izquierdo de la tabla inferior se citan situaciones que pueden resultar familiares y a la derecha se enumeran consejos para afrontar estas nuevas situaciones derivadas de la enfermedad de Alzheimer. Es posible que estos consejos sean de utilidad para unas personas y no para otras, o que se den problemas diferentes que no estén reflejados aquí. Ello se debe a que cada persona es única y no se manifiesta por igual.

Posibles problemas | Consejos |
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Se han elaborado recomendaciones generales a partir de la experiencia de otros pacientes, para ayudarte a mantener la independencia el mayor tiempo posible y estar preparado ante los futuros cambios.
| Decálogo de la independencia
Aprender todo lo posible sobre la enfermedad ayudará a estar mejor preparado para lo que pueda venir en un futuro.
El personal sanitario te informará sobre el Alzheimer en fase leve. Puedes consultar información sobre esta patología en el apartado de «Alzheimer leve».
Asimismo, hay disponible mucha información adicional para ayudar a pacientes y familiares, además de contar con la colaboración de asociaciones locales. Dispones del directorio de asociaciones en el apartado «XXXXXXX».
Hacer un seguimiento de los cambios que se van percibiendo y compartirlos con el médico y la familia.
Reconocer por lo que estás pasando te ayudará a identificar las necesidades que puedan surgir y preguntar por la forma de cubrirlas.
¡Nadie está solo!
Identificar a las personas de confianza (médico/enfermera, familiares, amigos, personal de servicio…) y dejar que te ayuden en las tareas que más te cuestan.
Dejar que otros te ayuden evitará situaciones de frustración y te permitirá compartir más tiempo con las personas de confianza. Además, comunicarles tus sentimientos permitirá que entiendan por lo que estás pasando y se pongan de tu lado.
Mantener rutinas, planificar pocas tareas y descansar cuando algo se hace muy difícil.
Evitar improvisar, además de hacer las cosas de una en una siguiendo un plan, facilitará tu día a día. Si te cuesta mucho esfuerzo o no consigues realizar una actividad, es conveniente que te tomes un respiro, pidas ayuda, o delegues en otra persona.
Utilizar pastilleros, alarmas, notas o pedir que nos recuerden tomar la medicación.
Además, es recomendable llevar encima un listado en el que se indique qué medicamentos se está tomando y de qué forma.
Celebrar cada pequeño éxito y divertirse.
Es necesario disfrutar de todo lo que sí se puede hacer. También se recomienda buscar actividades con las que disfrutar como leer, escuchar música, ver películas, actividades para compartir con familiares y amigos, pasear, ir al cine, al teatro, etc. Distraerte y reír te ayudarán a mantener una actitud positiva ante la vida.
Buscar lugares tranquilos, con poco ruido y pocas distracciones para conversar.
Evitar distracciones puede ayudarte a no perder el hilo de la conversación y a estar más relajado.
Si no te sale una palabra o no recuerdas algo, lo mejor es no insistir. Es posible que te acuerdes más tarde.
Convertir el hogar en un sitio seguro.
A fin de minimizar los accidentes, lo ideal es instalar barras de apoyo en zonas de paso, en la ducha y en el baño (entre otros). Asimismo, es aconsejable quitar las alfombras y aquellos otros elementos con los que te puedas tropezar. Por último, es recomendable utilizar electrodomésticos que se apaguen solos pasado un tiempo.
Buscar alternativas de transporte para no conducir.
Es una decisión difícil, pero por la seguridad del conductor, sus acompañantes y del resto de ciudadanos, es importante reconocer las señales de alarma y contar con un plan B para no conducir, como son el transporte público, un taxi o un conductor alternativo.
Dejar los temas legales y financieros arreglados.
Para la tranquilidad propia y de las personas queridas, es recomendable que en la fase leve de la enfermedad se gestione quiénes podrán manejar las cuentas, se designen los beneficiarios de los seguros y se preparen documentos como el testamento y el documento de voluntades anticipadas.